Platillos volantes : Razas de extraterrestres

No siempre es fácil orientarse en el terreno de la ufología, especialmente cuando uno se adentra en el abigarrado campo de las razas alienígenas. Parece un poco osado aventurar cuántos y cómo son los habitantes de los otros mundo distintos al nuestro, asumiendo, además, el hecho de que a ciencia cierta, nunca mejor dicho, no sabemos siquiera si existen otros seres en el universo. Se trata, sin embargo, de una eventualidad que no le importa demasiado a la mayoría de ufólogos, para quienes está más que demostrado no solo que existen criaturas inteligentes en otras partes de nuestro cosmos, sino que muchas de ellas nos han visitado alguna vez en el pasado, cuando afirman directamente que viven entre nosotros desde hace más o menos tiempo. A decir verdad, no son únicamente los investigadores del campo no siempre bien entendido de la ufología los que defienden tales tesis. Algunos científicos de reconocida trayectoria, investigadores de distintos ámbitos, militares, políticos e incluso astronautas tampoco han dudado en arriesgar su prestigio afirmando categóricamente la existencia de extraterrestres y la legitimidad del fenómeno ovni. Con todo, aun limitándonos a la esfera de los no escépticos, la cuestión sigue siendo difícil porque esos mismos defensores de la existencia de alienígenas no se ponen de acuerdo a la hora de ofrecernos un catálogo más o menos coherente de presuntas razas de extraterrestres. Por citar solo dos casos ilustres, Clifford Stone sostiene desde hace años que la Armada estadounidense, a la que él mismo perteneció como oficial durante más de 20 años, tiene conocimiento no de una o dos razas de extraterrestres, sino de hasta 57 tipos distintos. Semejante cifra se quedaría incluso corta si fuesen cierto las tesis de Paul Hellyer, ministro de Defensa de Canadá en los años sesenta. El señor Hellyer, convertido a sus 90 años en un icono de la ufología actual, afirma que el número de razas alienígenas conocidas supera los 80 y que al menos cuatro de las mismas viven entre nosotros. También asegura, el ex ministro canadiense, tener pruebas de que dos de esas razas de aliens trabajan para los Estados Unidos. El caso de Hellyer resulta tan sorprendente como extraordinario debido a lo categórico de sus declaraciones y, sobre todo, por tratarse de alguien que ha ocupado un cargo tan importante en el Gobierno de un país que, entre otras cosas, es miembro fundacional de la OTAN y goza de una relación privilegiada con su todopoderoso vecino del sur.

A pesar de este baile de cifras, en lo que los defensores de la existencia de vida extraterrestre parecen coincidir es diferenciar dos grandes grupos de razas alienígenas según el criterio de su disposición y actitud para con la humanidad. Así, por una parte estarían aquellos extraterrestres indiferentes, amistosos o incluso protectores de los seres humanos; del otro lado, habría razas violentas y conquistadoras que no aspirarían sino a hacerse con el control (o, según algunas teorías, a mantener el poder que de facto ya poseen) de nuestro planeta. Como se ve, en el moderno terreno de la ufología lo que se pone de manifiesto es la vigencia de la creencia de los humanos en dos grandes fuerzas, el Bien y el Mal, Dios y Diablo, Ángel o Demonio, en perpetua e irresoluble tensión, dinámica cuya lucha explicaría buena parte de los acontecimientos que le ocurren a las personas, tanto a nivel interior y personal, como en la esfera pública y colectiva. De las interminables listas de alienígenas que, en uno u otro momento, se han puesto sobre la mesa, las principales y mejor definidas en sus rasgos fundamentales son las siguientes:

Arcturianos

Arturo o Arcturus es una de las estrellas más brillantes de nuestro cielo. Se halla en la constelación de Boötes (popularmente conocida como el Boyero), a más de 36 millones de años luz del sistema solar. Pero la clave del interés ufológico por esta estrella no reposa en cuestiones de astronomía, evidentemente. Arcturus sería el lugar de origen de los arcturianos, una raza de extraterrestres en un estado evolutivo muy avanzado y que protegería a otros seres del universo menos desarrollados de ataques tanto internos como externos. Anatómicamente los arcturianos han sido definidos como criaturas pequeñas y delgadas, con la piel de color verdoso y grandes ojos almendrados. Se trataría de una raza en la que domina claramente lo intelectual y espiritual, con notables poderes telepáticos y capacidad para mover objetos con la mente. Se desplazarían en naves estelares, muy veloces y construidas a partir de un desarrollo tecnológico inconcebible para el hombre actual. Como se ha dicho, los arcturianos, o al menos así lo creen algunos ufólogos, se han convertido en una especie de protectores de la galaxia, evitando que civilizaciones relativamente primitivas, como la humana, se destruyan a sí mismo o caigan en manos de otras razas alienígenas más avanzadas pero agresivas.

Reptilianos

También llamados alfadraconianos (o simplemente draconianos), al creerse que procederían del sistema dominado por Thuban o Alfa Draconis, una estrella de la constelación del Dragón. Los reptilianos poseerían un gran tamaño, incluso hay investigadores que aseguran que —en su forma original, es decir, no metamorfoseados en humanos— podrían rondar los cuatro metros de altura. Los ufólogos coinciden en su mayoría a la hora de definir la civilización reptiliana como avanzada, militar, competitiva, guerrera y jerarquizada. Hay discripencias, sin embargo, cuando se trata de explicar su génesis, historia y situación actual. Algunos creen que los reptilianos surgieron en la propia Tierra a partir de una rama evolutiva de los dinosaurios terópodos. Otros aseguran que su origen se sitúa, como hemos dicho, en la constelación del dragón. En lo que coinciden casi todos los investigadores es en conceder un papel fundamental a los reptilianos en distintas teorías de la conspiración. Así, por ejemplo, David Icke, escritor y antiguo dirigente del Green Party inglés, defiende la tesis de un Gobierno mundial en la sombra dirigido por lo que él denomina illuminati. Los illuminati controlan los resortes de poder a nivel planetario desde hace milenios, cuando una civilización de lagartos alienígenas (los reptilianos) llegó a la Tierra e instauró un nuevo orden colocando en los puestos de mando a algunos de sus miembros. Hay ufólogos, finalmente, con posiciones más matizadas que rechazan la idea de que los reptilianos hubiesen conquistado nuestro planeta. Ahora bien, no niegan que se hayan producido intentos de conquista, pero los humanos se habrían salvado gracias a la acción protectora de los arcturianos.

Grises

Los grises son ya un icono no solo de la ufología en particular, sino del folclore o cultura popular de nuestra época en general. Sus rasgos físicos son universalmente conocidos gracias a películas y todo tipo de obras de ficción: piel de color gris (dos variantes: gris azulado o gris tirando a un tono verde), enorme y abultada cabeza, grandes ojos almendrados, cuello delgado y alargado, también largas aunque extrañas extremidades que no guardan proporción con el tamaño de las criaturas (entre 120 y 150 centímetros). Los dibujos realizados de los Grises los muestran aparentemente desnudos, sin que se perciba en ellos ninguna clase de órgano reproductor. Hay ufólogos que los consideran neosaurios humanoides, de tal modo que compartirían especie con los reptilianos, aunque no género. Procederían de Zeta Reticuli, en la constelación de Orión, por eso se los denomina también Zeta Reticulianos. Muchos investigadores aseguran que detrás de los extraños sucesos de Roswell estaba el accidente de una nave tripulada por esta raza de extraterrestres. También se cree que serían los autores de la mayoría de abducciones.

Pleyadianos

Originarios del cúmulo de las Pléyades, en la constelación de Tauro. También se los denomina nórdicos en razón de sus rasgos físicos. Muy similares a los humanos, son altos (aprox. 1, 90 metros), rubios y con los ojos azules. Los defensores de su existencia consideran que los pleyadianos no son sino esos seres espirituales que antaño las distintas religiones llamaron ángeles . En este sentido, los pleyadianos, en un estado evolutivo y tecnológico muy superior al de los humanos, estarían en la Tierra para ayudar a los hombres (como los arcturianos), evitando que las razas alienígenas con interés colonizador y conquistador (reptilianos, grises) triunfasen en su empeño.

Lyrianos

Procedentes de Lyra, constelación dominada por Vega, la segunda estrella más brillante de nuestro cielo en el hemisferio norte. Los ufólogos no se ponen de acuerdo a la hora de definir sus rasgos principales. En cualquier caso, la opinión más extendida establece vínculos entre lyrianos, pleyadianos y otras razas nórdicas de extraterrestres. Así pues, los lyrianos se enmarcarían en el grupo de alienígenas altamente evolucionados y amistosos, cuando no protectores, de civilizaciones inferiores como la humana. Espirituales y pacíficos, el origen de la raza lyriana se remonta a tiempos inmemoriales de la galaxia. Habrían formado colonias y desarrollado la vida inteligente a otros mundos y sistemas solares. Los pleyadianos serían uno de esos pueblos o civilizaciones creados por los lyrianos y descendientes, por lo tanto, de los mismos.

Annunaki

En principio, los annunaki eran deidades de la mitología caldea (sumerios y acadios): los hijos del propio dios-Cielo (Anu). En el siglo XX su nombre se popularizó entre el gran público debido a una serie de libros que reinterpretaron los mitos sumerios bajo la luz de la ufología moderna. El gran promotor de esta lectura fue Zecharia Sitchin, nacido en Azerbayán en 1920 y muerto en Nueva York en 2010. Partiendo de las tablillas e incripciones sumerias, Sitchin desarrolló una compleja tesis en su defensa del origen extraterrestre del hombre actual. Los annunaki serían seres procedentes del planeta Niburi llegados a la Tierra en busca de oro y diversos minerales que, de algún modo, resultaban fundamentales para garantizar la vida en su planeta de origen. Los annunaki habrían creado al homo sapiens sapiens mezclando su propio ADN con el de ciertos homínidos (presumiblemente neandertales). ¿Con qué finalidad? Según Sitchin, los annunaki buscaban crear una raza de esclavos cuyo cometido sería trabajar en minas africanas para la extracción del metal. La tesis de Sitchin es sugerente y atractiva, aunque ha sido criticada por asiriólogos y expertos en lenguas antiguas de muy distinto cuño.

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